La seguridad privada ha debido estar activa durante toda la pandemia a través de diversos sectores de la economía, acompañando a la sociedad en los difíciles momentos de esta etapa. Los vigilantes, desde el inicio de la cuarentena no han parado de trabajar, pues tienen claro que su labor es un pilar fundamental para preservar el orden y la cordura cuando los demás la pueden estar perdiendo.
Por lo mismo, el sector seguridad es el primero que debe ajustarse a la nueva realidad que está surgiendo en la medida que los hábitos de las personas y empresas cambian. Al igual que la mayoría de las industrias de servicios, la vigilancia privada no puede seguir operando bajo la misma realidad de ayer, y por lo tanto, sus capacidades se deben adaptar al mismo ritmo de la sociedad.
Creemos que la tendencia más importante que vendrá con el nuevo normal es la que hemos denominado 'FiGital', la combinación de las actividades físicas con las digitales de forma simultánea. Esta tendencia, ya venía creciendo en otro tipo de sectores, incluso en Siete24, la pandemia simplemente aceleró el proceso de migración. En este nuevo “normal”, una parte del trabajo de las personas será presencial (físicamente) y la otra parte será digital (remotamente), aplicando a sectores como educación, retail, servicios profesionales, incluso salud.
Para atender este nuevo “normal”, creemos que las tecnologías que tendrán una muy rápida adopción en los meses que vienen, serán las siguientes:
Las compañías de seguridad deben tener la capacidad de recolectar y analizar datos de diferentes fuentes para generar información confiable y útil para la toma de decisiones de sus clientes alrededor de las operaciones de la empresa.
La época de las anotaciones en fuentes análogas desagregadas que no se pueden consultar debe terminar, dando paso a crear sistemas de información que generen la capacidad de mejorar costos, proteger la salud de empleados y visitantes o medir los resultados de campanas de mercadeo o fraude.
Un empleado contagiado puede implicar que toda una organización termine enferma. Por lo tanto, es necesario implementar sistemas en línea que permitan medir el riesgo que traen los empleados a sus sitios de trabajo.
Los riesgos se miden basados en datos demográficos como residencia del empleado, distancia entre su residencia y su sitio de trabajo, tiempo promedio gastado en transporte público, número de personas que viven en el hogar y el tipo de labores que cumple en la empresa. Al cruzarla toda, se pueden dar indicios claros del nivel de riesgo que una persona puede traer a su espacio de trabajo.
La información generada ayudara a la gerencia a tomar decisiones acerca de la asignación de espacio y tareas que las personas pueden cumplir para mantener un lugar de trabajo sano.
El control de aforo y de distanciamiento social solo se puede hacer a gran escala a través de sistemas de video analítica. Hacer estos procesos de forma manual no generara los resultados necesarios para el cumplimiento de normas de salud o para generar confianza en los clientes.
El uso de sistemas de analítica de video ayuda a controlar múltiples puertas y espacios amplios para determinar aforo, duración de visita, clientes recurrentes y uso de espacios, generando información útil más allá de la pandemia.
La implementación de sistemas de analítica genera inteligencia accionable para la toma de decisiones gerenciales alrededor de la maximización de los ingresos de espacios comunes y la reducción de costos de operación, haciendo que este tipo de inversiones vaya más allá de la pandemia, aumentando el ROI de cualquier inversión que parezca temporal.
La mayoría de compañías han entendido que su gestión administrativa puede trabajar remotamente, bien sea de forma parcial o total. Esto abre posibilidades a tener oficinas con espacios compartidos, de minimizar la huella necesaria para operar y de poder tener una presencia distribuida para mejorar la calidad de vida de sus empleados.
Estos cambios generan un nuevo problema de control de actividades y de coordinación del uso de espacio físico. Para ello, se hace necesario implementar sistemas para convertir las oficinas existentes en espacios colaborativos, tener la habilidad de reservar escritorios, encontrar a un empleado en múltiples ubicaciones y poder medir el uso de las áreas para minimizar la huella.
La velocidad de adaptación de las empresas al nuevo entorno requerirá de capacidad de inversión, lo cual en este momento es difícil. Por lo tanto, la financiación de proyectos de infraestructura de seguridad y de conversión de uso de espacios se convierte en una de las ventajas competitivas que deben ofrecer las empresas de seguridad, bien sea a través de venta financiada o de arrendamiento operativo.
Las compañías de seguridad pueden hacer una gran diferencia a la hora de ayudar a sus clientes a navegar la transición que se debe dar para operar en el nuevo normal. Una compañía de seguridad que no este en capacidad de poner conocimiento y capacidades para esta adaptación, no esta agregando valor a sus clientes.