Los días en que la seguridad de instalaciones en Latino América fueran prestadas únicamente por hombres, sin una integración a una central de operaciones de forma permanente han terminado. Las compañías que aun pretendan mantener una seguridad privada confiable bajo este viejo paradigma están condenadas a desaparecer. La integración entre las redes de datos y las necesidades de seguridad en las instalaciones son la nueva realidad.
En la medida en que los sistemas de comunicación, alarmas y circuitos cerrados de televisión (CCTV) se hacen más económicos gracias a la competencia global, a la estandarización de lenguajes de comunicación y a las redes de datos. Lograr una verdadera integración entre hombre y maquina es cada vez mas fácil de lograr tanto técnica como financieramente.
Esto no significa que las maquinas vayan a remplazar al hombre en el corto plazo, pues las capacidades de seguimiento de protocolos y de razonamiento de los humanos aun están muy por encima de las capacidades de sofisticados computadores. Sin embargo, el uso de estas tecnologías tiende a mejorar la cobertura y uso de la seguridad humana a un precio mucho menor, situación a la que las compañías de seguridad deberán acomodarse ahora mismo si quieren sobrevivir.
Por ejemplo, el costo de instalar y adquirir un sistema de alarmas es muy bajo comparado con el costo de tener a un hombre de seguridad (guarda de seguridad). En algunos casos, es mas económico proteger algunas áreas criticas con el uso de monitoreo de alarmas desde una central, mientras que a la vez se utiliza al Guarda en la seguridad perimetral y cómo mecanismo de verificación de la razón de ser de la alarma.
Esta aplicación genera un gran número de ventajas:
1) Permite liberar de funciones a la fuerza de seguridad asignada a una instalación 2) Permite ampliar el rango de acción de los guardas de seguridad asignados.
3) Ayuda a controlar el acceso de personal a áreas restringidas por área o por horario (incluidos los mismo guardias).
4) Es un mecanismo de apoyo adicional para los guardas de seguridad, al servir como sistema de pánico en caso de un ataque a las instalaciones bajo cuidado.
En mi concepto, el error que cometen las compañías de seguridad frente al uso de las alarmas, es que las consideran como un mecanismo excluyente, es decir, que las alarmas están diseñadas para remplazar al guarda de seguridad. Esto esta lejos de la realidad, pues en instalaciones con un alto volumen de empleados, altos y valiosos inventarios y una cultura de plata fácil, todo es susceptible de perdida y la implementación de sistemas complementarios como estos hacen que los niveles de seguridad incrementen a precios razonables.