#SeguridadCiudadana: No sea víctima de la llamada millonaria.
La creatividad que tienen las personas delictivas a la hora de ingeniarse nuevas modalidades de hurto no tiene límites. Los amigos de lo ajeno, como coloquialmente son conocidos, los mal llamados ampones, han existido desde principios de la historia del mundo, quienes en cierta medida también van evolucionando con el tiempo y, curiosamente, a la par de la tecnología.
En la capital colombiana se denuncian ante las autoridades 133 casos de robos a personas en la calle, y se estima que otras 200 personas que son víctimas del hurto, no reportan sus casos, según estadísticas de la Policía. Esta misma entidad hace esfuerzos para evitar más robos a través de campañas educativas donde se dan a conocer las formas como la delincuencia opera en distintas zonas de la ciudad, esperando que dando a conocer el ejercicio de los vándalos se podría evitar más víctimas de estos.
SIETE24 Vigilancia y Seguridad Privada, cree fehacientemente en que el conocer el ‘modus operandi’ de quienes ven en cada transeúnte una víctima, podría evitar este tipo de tragedias. Saber la forma en que pretenden atacar o incluso a engañar a las personas, disminuye las posibilidades de caer en las redes de estos vándalos.
La llamada millonaria es una modalidad que durante años ha registrado hurtos en viviendas e incluso en grandes compañías. Gracias a una campaña que SIETE24 desarrollo durante todo el segundo trimestre del año, muchos de los clientes residenciales y empresariales de la compañía no cayeron en la trampa, e inclusive quien escribe esta líneas también se salvó de ser estafado mediante esta modalidad.
La tarea de SIETE24 como empresa de vigilancia privada está también en la promoción y prevención de este tipo de situaciones, pues nuestra misión como empresa de seguridad privada incluye el fortalecimiento de una #SeguridadCiudadana.
Hace un par de semanas atrás me encontraba trabajando como todos los días en mi oficina. Hacia las 10 am recibí una llamada telefónica de alguien que decía ser mi primo Diego, con una tono muy entre cortado, con mala pronunciación y con una voz muy ronca. Quien estaba al otro lado del teléfono intentaba contarme, sin mucho detalle, que estaba en un accidente de tránsito del que había sido cumpable. Mis esfuerzos por querer entender lo que me comunicaba mi “primo”, eran casi nulos.
Lo que pude sustraer de la conversación era que estaba en el parque el Salitre, su carro habría chocado contra una camioneta BMW. Me llamaba porque necesitaba 900 mil pesos para entregarle a la mujer que manejaba el otro vehículo, porque era lo que había negociado con ella para no tener que llamar policía, pues él era consciente que tenía la culpa del choque.
Creyendo aún que el personaje era mi primo, le dije que no le entendía muy bien qué era lo que estaba pasando, así que le devolvería la llamada, a lo que él respondió que no tenía su celular cargado, que por favor no fuera a llamar a nadie más porque no quería que su mamá – mi tía – se enterara de lo sucedió, que se estaba comunicando conmigo desde el teléfono de la propietaria de la BM, y que podía devolver la llamada a ese número sin problema, acto seguido, fue lo que hice.
En este segundo momento de la llamada, aún sigue evadiendo los detalles del accidente y es muy enfático en que por favor le preste 900 mil pesos, que debo consignar en un Efecty a nombre de una señora Silvia, me da un número de celular y un número de cédula. En medio de la angustia, producto de la desesperada voz de auxilio de mi “primo”, lo que se me ocurre es decirle que llame a mi mamá, que quizás ella si lo pueda ayudar. Finalmente yo le doy el teléfono, pues hasta el momento sigo pensando que es el “primo”.
Para no alargar más esta historia, mi mamá también recibe la misma llamada, con los mismos problemas de interferencias en la comunicación, con diferencia que a mi señora madre le pedían que llegara al parque El Salitre con el dinero. Ella y su corazón noble frente a esta situación, no pensó en más que querer tomar un taxi y llegar ‘al lugar de los hechos’.
Hice caso omiso a la advertencia del "primo" de no contarle a mi tía sobre la situación por la que, aparentemente, estaba pasando Diego y ¡oh sorpresa! Diego estaba durmiendo en la casa porque acababa de llegar de su jornada de trabajo nocturna. De inmediato puse en sobre aviso a mi mamá.
Por fortuna nos dimos cuenta a tiempo de que esta llamada y el dichoso accidente era una farsa que terminaría en un robo y quién sabe qué más cosas.
Para terminar mis recomendaciones de cómo identificar cuándo alguien quiere estafarlo y hacer la famosa “llamada millonaria”.
- La persona que está al otro lado del teléfono no es clara con su identificación, tartamudea el nombre, insiste en que es un amigo o un familiar, hasta que usted mismo empieza por descarte a nombrar personas cercanas. Aquí usted ya le está dando información de la que ellos sacarán más provecho para que caiga.
- La interferencia en la llamada, las voces gruesas, confusas y el ruido que impide que la llamada sea clara, es otra de las artimañas para que usted dé información.
- Hacerse pasar por un amigo de un familiar, ser trágicos en las historias y su intervención en ellas, como por ejemplo que su allegado está preso, se ha accidentado o peor que está invalidado y no puede hablar.
- Provocar angustia y desesperación. La misión de ellos es no dejarlo pensar con cabeza fría, así dará más datos valiosos que le servirán para estafarlo.
- Recuerde que en estos casos uno mismo es el que termina suministrando toda la información que ellos necesitan para convencerlo de una “realidad” que los delincuentes arman.
Antes de proceder a hacer pagos, consignaciones, a empacar lo que hay en su casa para que no lo confisque la policía, es mejor cerciorese de quién está al otro lado de la línea. Busque por todos los medios comunicarse con quien supuestamente está en peligro.