Hay quienes aseguran que hay que conocer al enemigo para poder combatir y ganar la batalla. Los amigos de lo ajeno logran infiltrarse al interior de organizaciones limpias y transparentes. Esto es una triste realidad que sufren casi todas las empresas en el mundo. Algunos bandidos logran hasta ‘desangrar’ organizaciones sólidas hasta llevarlas a la quiebra. por medio de su información.
La seguridad de la información, del dinero y activos son tres ámbitos que se encuentran en la misma línea de la seguridad. Fortalecer estos factores, a veces requiere de mucho trabajo, cuidado, pero sobre todo de mucho tacto y técnica para filtrar el mejor personal y que se éste sea el que cuide de sus bienes.
En esta oportunidad compartiré con ustedes los dos perfiles delincuenciales más comunes al interior de las empresas. Conózcalo, identificándolo podrá contratacar con mayor efectividad y, sobre todo, con sutileza, poniendo al descubierto a quien ama lo ajeno.
El delincuente habitual.
Este no es un delincuente permanente, ni siquiera se puede catalogar como profesional. La mayor parte de sus ingresos provienen de su sueldo como trabajador, pero por las circunstancias que se le llegan a presentar complementa habitualmente sus ingresos mediante la comisión de ilícitos de diferente tipo, aprovechando si todas las circunstancias en las cuales los controles no cumplen con su función o son inadecuados permitiendo el aprovechamiento de bienes y valores sin que sea posible establecer responsabilidades.
Este tipo de delincuente permanece muy atento a las distintas ocasiones o circunstancias que le permiten o le facilitan actuar, busca el D H L: día, hora, lugar y aprovechando la oportunidad o el momento adecuado, incluso, si es necesario lo puede llegar a "ambientar” la ocasión, es decir, crear o adecuar las condiciones para la realización del ilícito, actuará para conseguirlo.
Una de las formas de llegar a "ambientar” un escenario para la comisión de un delito por parte del delincuente habitual, es la de aprovechar todas las circunstancias para burlar, alterar o saltar los distintos controles existentes y así poder invalidar los procedimientos, de llegar a generar confusión, caos, olvidar hacer los registros, generar confianza de todos con todos, de manera que los controles parezcan innecesarios.
El delincuente ocasional.
Este tipo de delincuente no se mantiene a la caza de oportunidades ni vive atento a la ocasión de delinquir, puesto que normalmente es una persona “trabajadora y honrada”, pero cuándo una ocasión se presenta bajo las circunstancias favorables para aprovechar bienes o valores de la empresa, no duda mucho en actuar.
El no actúa para mejorar las condiciones propicias para el delito. Es decir, que si estas condiciones no se dan en forma espontánea, este no hará nada para crearlas. Pero dadas las condiciones, el delincuente ocasional comete el delito y aprovecha sus ganancias.
Aunque los delitos aislados de este género pueden ser de poca monta, se conoce de situaciones en las que el monto de una sola situación fue de mucha importancia para la empresa.
Frecuentemente un delincuente ocasional se ha ido convirtiendo en un delincuente habitual, en la medida que los procesos administrativos y operativos, la falta de controles ajustados al interior de la empresa, se lo permiten.
Tome medidas preventivas:
En cualquiera de los dos perfiles delincuenciales, lo más importante es que la gerencia y su equipo de trabajo tomen medidas cautelares que permitan identificar esos espacios vacíos donde algunos trabajadores hacen de las suyas, sin que la gerencia perciba el delito. Para ello le recomendamos que:
- Capacite al personal como auditores de procesos internos. Haga seguimiento de estas actividades y evalúe resultados.
- Haga un inventario de activos donde pueda controlar lo que tiene, lo que funciona y lo que ya no funciona, lo que se le da uso y lo que no.
- Los activos que no utilice, procure no tenerlos dentro de sus instalaciones. Busque alternativas de venta o uso, pero no deje activos muertos. Recuerde que la ocasión hace al ladrón.
- Asigne responsables, que cada artículo de valor dentro de su compañía tenga un “doliente”, así habrá más garantes de utilidad, buen uso y mantenimiento.
- Con respecto a los presupuestos, sea muy exigente con el informe de gastos. De este modo usted podrá saber si realmente el dinero termina donde debe.
- El proceso de selección de su personal es clave. Tenga perfiles claros y sólidos de quien va a manejar su dinero y de quien administrará sus activos.
- Las requisas, los controles de acceso y la restricción a ciertos puntos, también resultan ser una buena alternativa para evitar que las cosas al interior de su empresa se pierdan.
- La video vigilancia, aparte de mantener un control de seguridad, es un agente persuasivo, pues el sentirse observado sugestiona a esos personajes que son amigos de lo ajeno.
De todas formas, siempre es mejor mantener una brecha entre los accesos, tanto de información como de activos. El seguimiento y control en los procesos resultan claves para filtrar el personal bueno y terminar por erradicar a quienes en la honestidad no ven más que una palabra.