Los sistemas de transporte integrados, en términos de desarrollo, resultan ser la mejor forma de optimizar la movilidad en las grandes urbes. Países desarrollados han implementado estos mecanismos con el fin de mejorar el servicio público de transporte, descongestionar las vías y reducir la contaminación en el ambiente. Pero al rededor de su implementación, en lugares como Bogotá, han surgido problemas como mal servicio y congestiones, que dan lugar a una alta concentración de delincuentes y vándalos.
En Bogotá, este servicio público fue un proyecto que inició en 1998 y finalmente para el año 2000 inició su funcionamiento. Actualmente sigue entregando obras y ampliando sus servicios. Para los usuarios, a lo largo de estos años, esta alternativa de transporte se ha convertido en un dolor de cabeza; las largas filas, la congestión, la demora en las rutas y la inseguridad, son de las quejas más frecuentes.